Más de 1.000 acusados de pederastia en la Iglesia española

Más de 1.000 acusados de pederastia en la Iglesia española

por | Jun 27, 2023 | NOTICIAS

 
El cuarto informe de EL PAÍS eleva los casos al 0,9% del clero en las últimas décadas Más de 1.000 acusados de
pederastía en la Iglesia española
ÍÑIG0 DOMÍNGUEZ/JULIO NÚÑEZ LUCÍA F0RASTER, Madrid Los acusados en la Iglesia católi­ca española de abuso a menores, entre clérigos y laicos de institu­ciones religiosas, ha superado los mil casos: 1.014 con al menos 2.104 víctimas, según el recuento de EL PAÍS, que incluye todos los que se conocen por medios, sen­tencias y admisiones de la Iglesia. Hace más de cuatro años, cuando este periódico comenzó su investi­gación, solo se conocían 34. Se ha alcanzado el millar de acusados con el cuarto informe, con 45 nue­vos casos, entregado por este dia­rio a la Conferencia Episcopal Es­pañola (CEE) y al Defensor del Pueblo, que desde hace un año tiene abierta una investigación en­cargada por el Congreso. En total, este diario ha comunicado en sus informes 545 casos, con 704 testi­monios que ocupan más de 1.300 páginas, para que la Iglesia los in­vestigue, como le obligan sus pro-
a un psicólogo, tras arrastrar nu­merosas secuelas de estrés pos­traumático. Le han ido contactando anti­guas compañeras. Una es María Alvarez: “Lo que yo me pregunto es: si yo, con siete u ocho años, me estaba dando cuenta, ¿los profeso­res? Miraban a otro lado”. Otra mujer prefiere el anonimato. Con 14 años era voluntaria en el come­dor y lo veía todo: “Cada vez que lo veía con una niña, le decía a la pequeña que se fuera a jugar”, re­lata. “Después de pillarlo llevándo­se a una niña hacia donde él dor­mía, y de encontrármelo hacién­dole cariñitos a un niño en el poli- deportivo, fui al director. Me dijo que me creía, pero que hacían fal­ta pruebas”, continúa. “Si no reco­gimos 100 firmas, con ayuda de las madres, no cogimos ninguna. Me dijeron que iban a sancionar­lo y lo que hicieron fue mandarlo a los salesianos de Atocha, que era solo de chicos”. Dice que fue
Otros países calculan que entre un 4% y un 7% de sus religiosos han cometido abusos Este diario ha comunicado 545 incidentes con 704 testimonios Muchas víctimas arrastran secuelas de estrés postraumático
en 1997. Los salesianos confir­man que investigan el caso tras recibir un testimonio. Estuvo en Vallecas de 1992 a 1999, “con fun­ciones administrativas”. Luego fue trasladado a Mohernando (Guadalajara) y en 2012, a una re­sidencia en Arévalo (Ávila), donde falleció en 2013. En cuanto a las denuncias a la dirección, indican: “Hemos preguntado a los directo­res que coincidieron en esos años y no tienen constancia de nada”. Igual que Silvia Martínez no ha podido contarlo hasta ahora, el millar de acusados que ha sali­do a la luz es la punta del iceberg y por primera vez se puede tradu­cir en cifras. La CEE reveló el mes pasado, en su informe Para dar luz, un dato decisivo para calcu­lar la incidencia de la pederastía: el número total de sacerdotes y religiosos que ha habido en Espa­ña de 1940 a 2021. Según la Ofici­na de Estadística de la CEE, han sido 205.000. Es decir, los casos
conocidos, 1.014, suponen el 0,49% del total. No obstante, la ci­fra total del clero se desglosa en Abusos sexuales en la Iglesia católica: análisis del problemay de la respuesta jurídica e institucional (Aranzadi, 2021). Un 4% de los pederastas en la Iglesia española serían 8.200 cu­ras y religiosos, aunque si se apli­ca este porcentaje solo al clero masculino son 4.400 personas. Si se considera el 7%, la cifra ascen­dería al 14.350, que serían 7.700 hombres. “Estos datos son perfec­tamente posibles”, opina la exper­ta Gema Varona, investigadora del Instituto Vasco de Criminolo­gía. “Si estamos hablando de un 4% es un problema social, no una minoría. El problema, además, es cómo han sido tratadas las vícti­mas por esa institución”. El 4% del clero es la cifra que las víctimas.
En la mayoría de los procesos, órdenes y obispados lue­go no dan explicaciones a este pe­riódico sobre sus indagaciones, ni sobre los casos que conocen. EL PAÍS lleva la única contabi­lidad contrastada de la pederastía en la Iglesia española, en la base de datos que creó en abril de 2021. Este diario renueva esta he­rramienta básica para conocer la dimensión del fenómeno, ante el volumen cada vez mayor de casos que salen a la luz. A partir de aho­ra se hará pública más informa­ción de cada uno de ellos y se ac­tualizarán con mayor frecuencia. Estarán disponibles datos como las iniciales de los acusados, fe­cha y lugar de los hechos, órdenes y diócesis implicadas, y datos del encubrimiento si lo hubo. Al me­nos 60 obispos y 14 superiores de órdenes religiosas han silenciado y tapado casos de abusos. Los informes de EL PAÍS na­cen de los cientos de personas que siguen escribiendo al correo electrónico de denuncia abierto en 2018. Aún hoy hay muchos se­cretos ocultos. Por ejemplo, el ca­so del salesiano Julio en el colegio Ciudad de íos Muchachos de Va- llecas, en Madrid. Surge porque Silvia Martínez decidió contarlo en Instagram. Tenía siete años en 1993, cuando este religioso empe­zó a abusar de ella. “Era el encar­gado del comedor y del recreo. Abusaba de mí durante la hora de comer. Me tocaba la vulva por de­bajo del pantalón, por encima de las braguitas”. Cuenta que las agresiones duraron tres años, has­ta que cumplió los 10. “Cuando terminaba de comer él me se­guía”, recuerda con la voz entre­cortada. “A mis padres nunca les dije nada, pero yo nunca quería ir al colegio. Fingía estar enferma, luego terminé estándolo. Era lle­gar el domingo por la tarde y em­pezar con los vómitos”. Martínez ío contó por primera vez en 2011
Los colegios representan más de la mitad de los abusos
El análisis del millar de casos de pederastía en la Iglesia analizados por este periódico permite ver una primera aproximación a la historia de los abusos en España en los últimos 70 años. El 75% de los
acusados presuntamente abu­saron de niños; el 14%, de niñas; y un 2%, de víctimas de ambos sexos. En el resto, la Iglesia no ha revelado el sexo de la víctima. El caso más antiguo data de
1927. La década con más casos, uno de cada cuatro, son los años sesenta. En lo que lleva­mos de siglo XXI el porcentaje supera el 14% de las denuncias contabilizadas. Por provincias, Madrid y Barcelona son las que más casos tienen: 111. Les sigue, mucho más lejos, Nava­rra (61). Las que menos acusa­dos del clero registran son Guadalajara y Soria, solo con uno. De las 70 diócesis, solo en
12 no constan denuncias. Los colegios representan más de la mitad del millar de casos. Las órdenes, por su labor educati­va, siguen siendo las que más casos recogen. Los jesuítas son los que más acusados acumu­lan, 155 con 341 víctimas. Segui­dos de maristas y salesianos. El mapa de. los casos desta­pados en cada provincia revela el papel decisivo de los medios de comunicación: allá donde
dio en EE UU el primer estudio de referencia de la City University de Nueva York, en 2004. En Irlan­da, el informe Ryan de 2009 del Gobierno cifró entre el 6% y el 9%. En 2019 en Alemania, investigado­res encontraron casos en un 4,4% de los clérigos entre 1946 y 2014. Estudios similares en Bélgica y Australia señalan lo mismo. En las nuevas historias que ha recogido se repiten las pautas an­teriores: la impunidad, el encubri­miento, las secuelas. Pero a medi­da que pasa el tiempo salen a la luz los casos más ocultos, cada vez más complejos y graves. Víc­tor Landa, alumno de los escola­pios de Bilbao hasta 1975, ha arrastrado el peso de los abusos toda su vida, aunque empezó a recordar hace solo unos años en terapia. Su caso es más sobrecoge­dor porque, según relata, sufrió abusos sexuales por parte de di­versos miembros de su familia, entre ellos su tío abuelo, Luciano Pinillos, escolapio. Landa cuenta que era una figura conocida en Bilbao y muy admirada en su fa­milia, que era muy nacionalista. Era tratado como un héroe por­que fue capellán de gudaris en la
Año de inicio de los abusos
Guerra Civil. “Cuando lo conté, to­da mi familia me dejó de lado”. “Hace unos años empecé a te­ner recuerdos, sobre todo relacio­nados con los olores”, comparte. “Solía venir a visitarnos y le tenía una gran repugnancia. Tardé en tener como una película comple­ta, una violación, que es la ima­gen más fuerte que tengo. Tenía ocho o nueve años, en mi casa. Creo que ha habido más episo­dios, en su habitación del colegio. Estoy bien, ahora sé tramitarlo. Estuve cinco años con una psico- terapeuta, una gran profesional, que me ha ayudado mucho”. “Se restregaban contra ti” Otro caso especialmente grave es el de Albert Vallory, de 66 años, pediatra jubilado. Relata abusos de cuatro hermanos maristas en el colegio que esta orden tenía en la calle de Anselm Clavé, en Llei- da, en los años sesenta. ‘Yo canta­ba en el coro y había tres herma­nos que se metían estratégica­mente entre nosotros y nos ma­greaban. Estaban empalmados, se restregaban contra ti, y te toca­ban el culo, los genitales. Nos pa­saba a todos, y al menos éramos 15 niños. Sus nombres eran Ma­rio, Lucio y Marcelino”, señala. Pero luego ocurrió algo peor. Cuando Vallory iba a las letrinas solía ver a un hermano vigilando la zona, no recuerda su nombre. “Una vez, con la excusa de ver si me había limpiado bien, me bajó
ha habido medios que investi­gaban, los casos salían a la luz, como en Cataluña o Navarra. España va con mucho retra­so en afrontar la verdad y los únicos datos públicos siguen siendo los de este periódico, mientras la Iglesia está cam­biando a marchas forzadas su aproximación a la cuestión. Hasta hace dos años asegura­ba que en España apenas ha­bía casos, pero la Conferencia
Episcopal Española ya recono­ce 728 acusados y casi mil víctimas. En cuanto al Defen­sor del Pueblo, su última actua­lización, en marzo, precisó que ha atendido ya a 445 víctimas. Pero siguen siendo cifras muy bajas respecto a otros países, donde se han encargado estu­dios independientes. En Fran­cia, la investigación que enco­mendaron los obispos estimó por extrapolación más de
330.000 víctimas y entre 2.900 y 3.200 agresores. Entrevista­ron a más de 6.000 víctimas y testigos. En Portugal, otro estudio para los obispos contó con 512 testimonios y estimó más de 4.800 víctimas desde los añ’os cincuenta. Del millar de casos emerge que al menos 60 obispos, entre ellos altos cargos —como Anto­nio María Rouco Varela, Car­los Osoro y Vicente Enrique y
  Tarancón— y 14 superiores de : órdenes religiosas han silencia­do y tapado casos de abusos, a veces trasladando simplemen­te de destino a los pederastas, también al extranjero. Ni la Iglesia española ni el Vaticano han tomado nunca medidas al respecto. La lista de los 74 obispos y superiores con sospe­chas de encubrimiento tam- ¡ bién se puede consultar en la nueva base de datos.
tenías era chillar, pero me tapaba la boca, no podía escaparme, te­nía seis años. Cuando terminó, me dejó irme. Imagino que como yo habría muchos. Ahora me aver­güenzo, como si hubiera sido cul­pa mía, y el síndrome de Estocol- mo lo tienes siempre”. Los maris- tas señalan que no tenían constan­cia de estas acusaciones. Vallory volvió a sufrir abusos con 19 años en 1976, cuando la mayoría de edad era 21. Fue en el primer año de universidad en Bar­celona. Se alojaba en la residencia Ramón Llull. Era de la Dipu­tación, pero tenía de director espi­ritual a un jesuíta, el profesor Mi- quel Arbona i Pizá. “Se fue ganan­do mi confianza, y empezamos a hacer excursiones los fines de se­mana. íbamos los dos solos. Una vez nos quedamos a dormir en una pensión en Sant Miquei del Fai. Me dijo que solo había cama de matrimonio. Cuando me metí en la cama me empezó abrazar y vi que estaba empalmado y me tocaba. Yo me opuse, pero me tra­bó con las piernas y me obligaba con la mano a masturbarle. Yo es­taba muy angustiado, me veía ya como en el colegio en Lleida, y solo quería que se acabara. Luego se quedó dormido, yo me quedé despierto toda la noche. Nunca más me relacioné con él. Al poco tiempo tenía otro chico con el que se iba de excursión”. Vallory tiene depresiones y confiesa que levan­tarse cada día es muy duro. “Ben­dito el que se muere. El que se escapa lo padece toda la vida”. Los jesuítas afirman que no ha­bían recibido hasta ahora ningu­na acusación contra Arbona.
Si conoce algún caso que no ha sido de­nunciado o no figura en esta información, puede hacérnosio llegar a través dei co­rreo electrónico abusos@eipais.es.