LECCIÓN 6 – La Moral Atea

LECCIÓN 6 – La Moral Atea

por | Sep 30, 2023 | FORMACIONES

CULTURA ATEA

Apéndice I a las Lecciones de Ateísmo

Tema: La Moral Atea

José Manuel Fernández Santana – Septiembre 2023

Decíamos en la Lección 1 que el rechazo de conceptos anticientíficos constituye uno de los componentes fundamentales de la Cultura Atea. Decíamos también que “el ateísmo implica un accionar moral ya que tiende a mejorar las condiciones de vida”. Concluíamos: “Entonces, el ateísmo es una ética”.

Vamos, entonces, sintéticamente, a estudiar la necesidad de consolidar verdades críticamente a fin de que enriquezcan el acervo cultural ateo en su vertiente moral.

En principio, quien hace una determinada afirmación sobre un determinado tema, debe fundamentarlo y transparentar la intencionalidad con que se lo difunde. La moral atea exige el respeto al pensamiento racional y científico en todos los aspectos ya que ello evita confusiones, enfrentamientos sectarios y aceptación de principios ajenos al enriquecimiento cultural de los ateos.

Lo contrario es dogma. Cuando la ignorancia ve en peligro su poder, el ignorante se aferra a lo que puede. Cuando el mundo imaginario del tonto choca con la realidad, el tonto opta por negar la realidad. Y el pensamiento autoritario, dogmático, irracional es la negación de los valores que intenta universalizar la moral atea.

Ejemplifiquemos con el análisis de un ejemplo muy actual.

¿”PRIMEROS CRISTIANOS”..?

Cuando quien está en deuda con la fe religiosa (porque quizás no acepta el ritual pero siente remordimientos al apartarse de ella), cuando quien actúa solapadamente para conservar valores religiosos (infiltrándose entre no creyentes), cuando quien carece de musculatura cerebral para encarar una crítica profunda… echará mano de aquellos mitos que le permitirán, en palabras de Savater, “aliviar la carga” de aparecer como no creyente (de tal manera que calma así los remordimientos o desvía la atención y confunde a quienes no creen como él o no es capaz de ejercer el pensamiento crítico).

Decía el olvidable Unamuno que en España hasta los ateos iban a misa.

Al ver lo que a veces veo que ocurre en las filas de organizaciones de no creyentes, tengo que darle la razón al vasco cuasi falangista. Es el lamentable espectáculo que brindan siglos de adoctrinamiento ejercidos casi sin interrupción por la Iglesia Católica, no solamente en Europa sino también en América. ¿Existe en ciertos ateos algo así como un “gen inquisitorial”?

Sea como sea, esto significa que no basta, no bastó nunca, escupir la hostia delante del cura.

Como ateos o librepensadores tenemos que encarar una introspección serena, estudiosa, detallada de nuestra mente.

¿Realmente no creo?

¿Por qué? ¿Qué me condujo a este estadio?

¿Hasta qué punto estoy decidido a erradicar la tradición religiosa de mi forma de pensar?

¿Me siento bien como no creyente?

Tales algunos de los cuestionamientos que, si somos sinceros con nosotros mismos, debemos contestar.

En este encuadre del tema quedan afuera los fanáticos y los infiltrados, lógicamente, ya que la condición básica es la de SER SINCERO. Y ser sinceros implica preguntarnos, por ejemplo, si todo el problema político y económico se soluciona apoyando a la Teología de la Liberación o apoyando a la Liberación de la Teología.

MARXISMO, CRISTO Y MORAL

Andan por ahí, desde hace ya mucho tiempo, quienes declarándose ateos quieren hacernos creer que el primer “marxista” fue Cristo… Para ello deben, estratégicamente, reinterpretar convenientemente (o sea, alterar) lo que Marx escribió.

Están también aquellos que aceptan la necesidad de una sociedad sin rituales religiosos… pero que se base en valores morales religiosos. Son los que, a sabiendas o por haraganería mental, entornan los ojos y sueñan con los supuestos valores morales de los supuestos primeros cristianos, valores que, en una suerte de delirio, hacen coincidir con los de una doctrina político-económica anticapitalista.

Pero…

Para sostener la existencia de unos admirables “primeros cristianos” antes hay que demostrar la existencia de Cristo. Y ocurre que no hay ninguna prueba histórica de tal existencia (no valiendo el subterfugio dialéctico de “bueno, pero puede haber habido alguien como él”, para afianzar el surgimiento  de una admirable doctrina moral cristiana).

Mienten, por consiguiente, quienes difunden loas a los primeros cristianos.

1º.- Porque se da por sentada la identificación entre cristianismo y una alta calidad moral.

2º.-  Porque se atribuye a esos supuestos grupos la práctica de un cristianismo moral impecable (honestidad, comunitarismo), por un lado, pero que ni siquiera les es propia (el cristianismo plagió principios teóricos nobles que jamás cumplió y principios prácticos deleznables que sí aplicó), por el otro.

Para poder seguir adelante en esta exposición, y aun cuando la existencia de Cristo no está probada, aceptemos teóricamente la existencia de un grupo religioso que practicaba una moral que, operativamente, podemos llamar “cristiana”. Veamos.

¿QUIÉNES FUERON, EN REALIDAD, LOS “PRIMEROS CRISTIANOS”?

Esto es lo que se sabe: en el ámbito de la religión ortodoxa judía un grupo disidente se separa. Se “adueñan” del Viejo Testamento y lo utilizarán como arma contra los otros judíos. Este es todo el rasgo original del cristianismo: la Interpretatio Christiana, es decir una exégesis según la cual los judíos (los otros) no entendían sus propios textos religiosos. Inventarán, por si fuera poco, un Nuevo Testamento dejando el Viejo como una simple introducción a algo más grande que estaría por venir… Estos “primeros cristianos” -que generalmente efectuaban reuniones en casas de personas pudientes- toman de judíos y paganos hasta la palabra cristo que, en hebreo, significa mesías. Es decir, no es un nombre propio (como tampoco lo es Jesús).

Los mal llamados “primeros cristianos” cuentan con sumos sacerdotes, sacerdotes, laicos: no se diferencian de la estructura jerárquica del clero judaico.

“Hasta las catacumbas cristianas seguían el modelo de los cementerios subterráneos de los judíos” (Deschner).

O sea que, en realidad se trata de una secta judía; secta que copia rituales, pensamientos y actitudes de otras sectas; secta que originalmente no tiene idea de la doctrina cristiana porque Jesucristo no era una persona sino una invención posterior que dará unidad y síntesis a una ideología imperialista.

¿EN QUÉ CONSISTÍA, EN REALIDAD, LA MORAL DE ESOS GRUPOS?

Las prescripciones morales de la Biblia no eran optativas para estas comunidades primitivas si se las llama cristianas, por lo tanto su moral estaba determinada por las reglas asentadas en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.

Veamos entonces, en qué consistía tal moral en la teoría y en la práctica:

Intolerancia hacia los no pertenecientes a su grupo

Adoración a uno de los Dioses más sanguinarios y vengativos que se hayan inventado

Servilismo rastrero

Brutalidad desvergonzada *

Racismo

Discriminación y odio

Misoginia y desprecio, denigración, humillación de la mujer

Aprobaban las amenazas, la represión sexual, la tortura, la guerra, el imperialismo, el sacrificio de animales, el genocidio, las violaciones y el robo a los enemigos vencidos, quienes, si sobrevivían, se convertían en esclavos

UN MITO DELEZNABLE

El mito de la pureza moral de los “primeros cristianos” es doblemente inadmisible: primero, porque es falso y, segundo, porque, en realidad, está siendo utilizado para consagrar un pensamiento gatopardista:

no a la Iglesia, sí a la moral cristiana

Un mito tendencioso que no debería tener eco en quienes intentan dignificar la ética humana.

——

* Durante el período nazi –en pleno siglo XX- teólogos cristianos hallaron paralelismos entre estas primitivas comunidades y las Centurias del Ejército Pardo de Hitler.