Se llama E.G.G. y es sacerdote en Madrid. Con mando en plaza en la época del todopoderoso cardenal Rouco Varela. Llegó a ser director espiritual del Seminario Conciliar, profesor de la Universidad Eclesiástica San Dámaso y, en sus ratos libres, practicaba exorcismos, preferentemente a mujeres adultas a las que, según el relato de algunas de ellas, tocaba los pechos y la vagina “porque les decía que ahí es donde estaban los demonios alojados”.
“Este señor practicaba algunos exorcismos desnudando a sus víctimas ante el Santísimo”, explica a elDiario.es una de las personas que ha podido tener acceso a las declaraciones de las afectadas, que no han denunciado por vía penal. “Las víctimas están perplejas, enfadadas, porque sienten que de alguna manera se está protegiendo todavía al sacerdote”, aseguran quienes han participado en un proceso que, tras años de silencio y encubrimiento, reactivó la diócesis de Madrid a través del programa Repara para víctimas de abusos sexuales.
La diócesis ha comunicado a víctimas y agresor “la aplicación de la resolución final del Dicasterio para la Doctrina de la Fe”, tras “la investigación y proceso pertinente”, que no supone ninguna condena para el religioso. Madrid intentó que el Vaticano condenara al clérigo por prácticas de “pseudo misticismo”, las mismas por las que hace meses se condenó al franciscano Javier Garrido, también acusado de abusos sexuales. La propuesta no ha prosperado al no haber proceso penal y ante la dificultad de demostrar vulnerabilidad en el caso de adultos, explican fuentes eclesiales.
A las víctimas les enfada muchísimo que solo se hable de conductas imprudentes o conductas inapropiadas
Sin embargo, el Vaticano sí ha permitido al cardenal José Cobo emitir un “precepto penal” en el que establece “una serie de medidas pastorales” para “limitar” la actividad del cura. Entre ellas, se establece “la prohibición absoluta de realizar exorcismos y cualquier tipo de oración de sanación, liberación o de imposición de manos y de llevar a cabo procesos de dirección espiritual a cualquier persona”.
Sin embargo, E.G.G. seguirá siendo sacerdote, aunque el cardenal Cobo le ha retirado la “facultad de confesar por un periodo de 10 años y de la facultad de predicar”. Desde la diócesis se indica que en el futuro podrían darse nuevos pasos, pero dejan caer que dependerá de que las víctimas se decidan a denunciar.
“Conductas imprudentes”
“A las víctimas les enfada muchísimo que solo se hable de conductas imprudentes, conductas inapropiadas, y en ningún momento se las reconozca como víctimas de abusos”, apuntan fuentes conocedoras del caso. En efecto, aunque la nota de la diócesis habla de su compromiso con “la protección de todas las personas, especialmente de las víctimas y de las más vulnerables”, en ningún momento se habla de abusos sexuales, lo que impediría en teoría que fueran indemnizadas, llegado el caso. La diócesis sí se compromete a acompañarlas en un proceso de “justicia restaurativa” que, explican, podría culminar con una compensación económica.
Mientas tanto, la diócesis de Madrid ultima los preparativos para un acto de reconocimiento y perdón a las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia, que tendrá lugar el próximo 21 de octubre en la explanada de la catedral de La Almudena, y que incluirá momentos de oración y reflexión, “con el deseo de avanzar hacia una cultura del encuentro y del buen trato, dentro y fuera de la Iglesia”, tal y como ha explicado la diócesis.
La Iglesia de Madrid “reconoce el ‘deber especial’ de acoger ‘el clamor de las víctimas que están en una Iglesia que un día no supo protegerlas, pero que tiene la gravísima responsabilidad de contribuir a su sanación. Ellas forman parte de nuestro rebaño, incluso aun cuando no quieran saber nada de él’”, recalcan los responsables eclesiásticos.
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